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  • Foto del escritorLicenciada Figueroa Julia Rocío

El rol del psicólogo en la urgencia de riesgo suicida


Sin juicio de valor, nos acercamos al que con pensamientos tanáticos nos hace sentir que se sufre. A veces, se hace difícil expresar con palabras y puntualizar este momento de acercamiento a la urgencia, cuando estamos frente a un paciente con riesgo suicida. Algo de la muerte está delante de nuestros ojos, donde no hay simbólico para representarla. Aparece lo incomprensible que irrumpe en el sujeto y sólo puede ser abordado desde la lógica de la estructura del lenguaje. La posibilidad de la muerte está presente, lo imprevisto alarma y ponemos el cuerpo, para darle lugar al don de la palabra. Hacemos intentos para encontrar significantes, palabras con sentido pleno, que habiliten la opción o la elección para cuidar la vida. Apostamos a la alternativa de que hay otro camino diferente sin dejar de habilitar y asentir, porque no, que habita el deseo de muerte, que ello existe.


El rol del psicólogo en la problemática del suicidio, es un eslabón crucial, dentro de una cadena de varios intervinientes. El psicólogo, es por función quien conoce lo determinante en la singularidad de cada caso. Nos convocan para evaluar, diagnosticar y/o realizar tratamientos en nuestros consultorios, en una sala de internaciones o en la guardia de un hospital.


Nos derivan para evaluación en la internación a los pacientes que ingresaron por guardia: intoxicaciones por sobreingesta, autolesiones por cutting, los rescatados de la vía del tren, los intentos de ahorcamientos, quemaduras autoinfligidas, etc. Me atrevo a decir que encuentro ´privilegiado´ a un paciente que se encuentra con un psicoanalista en la urgencia.


No se corre siempre con la ´suerte´ de encontrar en la guardia, un profesional que puede atender psicológicamente, desde la emergencia como desde la psicología profunda. Con su escucha y sus intervenciones puede extraer algo de su decir, aquello más relevante de su desesperación. No es cuestión, ni función, realizar un protocolo del acto y considerarlo en un dato estadístico. No es mirado como ´un caso más´ entre otros y sólo aplicar las medidas de seguridad para el paciente.


Nuestra intervención apuesta a la construcción de producir un sujeto. Apelar a la construcción de una subjetividad que fue arrasada por vicisitudes angustiantes, para devolver esos indicios de que se puede recorrer el camino de la pulsión de vida enlazado a un otro que pueda sostener. Alguien capaz de transitar esa consulta y detenerse a pensar su posición respecto de otro como de su vida. Profesionales en la escucha de una urgencia que puedan implicarse y hacer algo más que derivar o diagnosticar. El psicólogo debe sostener ese malestar extremo. Alojar el sufrimiento y al mismo tiempo, realizar una intervención para devolver algo que lo enlace 'a la vida', algo que devuelva vitalidad, entusiasmo o deseo contra lo mortífero o desesperante de su padecer.


Como en todo trabajo, hay cosas que nos gustan más y otras que nos gustan menos y en esta profesión poder devolver un trozo de vida perdido, un motivo deseante olvidado, recordar y ofrecer un lazo de amor quizás desestimado, es esencial y gratificante en mi praxis como psicóloga.



Licenciada Figueroa Julia Rocío

Psicóloga-Psicoanalista. Directora y Fundadora Visam Salud Mental (San Justo)


 
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