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Asistencia a Personas en Crisis o con Pensamientos Suicidas
 

Asistencia a Personas en Crisis o con Pensamientos Suicidas

El primer paso en la prevención del suicidio es invariablemente

lograr la confianza en la comunicación.

 

Organización Mundial de la Salud
 

¿Qué es la Asistencia a Personas en Crisis o con Pensamientos Suicidas?

Hablamos de Asistencia a Personas en Crisis para referirnos a las acciones recomendadas cuando una persona está atravesando una crisis emocional, confiesa pensamientos suicidas o, de algún modo, pide ayuda. En muchas de estas situaciones puede ser necesaria la intervención de un profesional de la salud mental pero, como indicamos antes, la ayuda profesional no reemplaza a la contención del entorno. 

Un entorno contenedor será, seguramente, una condición necesaria para el éxito de cualquier tratamiento y, en muchos casos, el puente necesario para que la ayuda profesional sea posible. Lo primero que necesita una persona que está atravesando una crisis emocional, con o sin pensamientos suicidas, es un otro en quien refugiarse. En una situación ideal, deberíamos contar con un vínculo de confianza mutua entre quien asiste y quien es asistido. No obstante, aunque ese vínculo no exista, siempre se puede construir o reparar.

 

La forma más básica de asistencia a personas en crisis es la presencia: hacerle saber al otro que estamos disponibles para él o para ella, que puede contar con nosotros y que compartimos una parte de su dolor. El segundo paso, y solo cuando el otro lo permite, es la escucha abierta, empática y activa. Abierta porque aceptamos la situación del otro, no juzgamos sus acciones y validamos sus sentimientos. Empática porque nos conectamos con el dolor del otro y expresamos el pesar que nos causa su situación. Y activa porque generamos, desde las preguntas abiertas, las invitaciones a continuar y el reflejo de emociones, un ambiente hospitalario para que el otro se sienta acogido. Solo en tercer lugar, y ni siquiera en todos los casos, está la orientación.

 

Brindar consejos sin evaluar los recursos del otro, dar soluciones fáciles o decirle al otro lo que tiene que hacer puede ser contraproducente en varios sentidos. Tenemos una tendencia natural a buscar soluciones. Y lo mismo hacemos durante la asistencia. No nos damos cuenta de que lo que el otro necesita no son soluciones. Necesita ser comprendido, que se reconozca su dolor, sentir que hay un otro en el que puede refugiarse y tomar fuerzas para luego afrontar sus problemas desde sus propios recursos. No obstante, las personas en crisis también necesitan ser orientadas, pero esta orientación sólo será efectiva si antes se sienten escuchadas, comprendidas y emocionalmente contenidas.

 

Lo primero que una persona en crisis emocional necesita es un otro en quien refugiarse.

Estar presentes

 

Una pregunta frecuente es: ¿Cómo podemos darnos cuenta de que una persona sufre pensamientos suicidas?  Los especialistas nos brindan largas listas de signos o manifestaciones que deberíamos observar. Sin embargo, estas manifestaciones suelen ser muy ambiguas, se confunden con frecuencia con los signos esperables en los cambios de edad u otras crisis vitales y las personas tienden a ocultarlas por vergüenza o por temor. Incluso signos muy claros pueden pasar desapercibidos para familiares o convivientes. La costumbre hace que naturalicemos casi cualquier señal y pensemos: “él o ella son así”, “ya se le va a pasar” o cosas por el estilo. Entonces, la pregunta que sigue es: ¿Si es tan difícil saber si el otro necesita mi ayuda, cuándo debo actuar? Para esta última pregunta sí tenemos una respuesta: Estar presentes, siempre.

 

Estar presentes es estar disponibles para nuestros seres queridos o para nuestros contactos cercanos en el momento en que nos necesiten. La presencia nos da la oportunidad de observar con mayor atención los cambios de humor, los gestos y las actitudes poco frecuentes. Nos habilita a preguntar cuando lo consideremos pertinente: “te noto extraño, ¿querés contarme que te anda pasando?”. Invitaciones de ese estilo pueden ser el comienzo de una charla muy profunda y reparadora. También puede ocurrir que el otro nos responda con alguna evasiva como: “nada, estoy bien, gracias”, o algo por el estilo, ya sea porque aún no confía lo suficiente en nosotros, o porque realmente no le está ocurriendo nada importante. En cualquier caso, la persona en cuestión sabrá que nos importa y que estamos disponibles para él o para ella. De eso se trata estar presente.

No subestimemos el valor de la presencia. A veces es todo lo que el otro necesita para seguir adelante.

 

Escuchar

 

Asistir a una persona que está atravesando una crisis emocional, con o sin pensamientos suicidas, es una de los actos de amor más genuinos. Para eso somos seres sociales y vivimos en comunidades, para escucharnos, contenernos y acompañarnos mutuamente.

Cuando alguien responde a un ofrecimiento de ayuda como el mencionado en el apartado anterior, o directamente nos pide ayuda, se abre una oportunidad invalorable para la Prevención Comunitaria del Suicidio. Aún no conocemos la gravedad de su problema o la profundidad de su sufrimiento, pero estar abiertos a la escucha es siempre necesario para comenzar.

Existe una técnica específica que demostró ser efectiva en la asistencia a personas en crisis llamada Escucha Activa y que describiremos brevemente. Conocerla y haberla practicado previamente puede ser de gran ayuda, pero no debemos olvidar que lo más importante no es la técnica sino nuestra disposición de ánimo. Si el otro realmente nos importa, si estamos dispuestos a escucharlo y a que comparta con nosotros una parte de su sufrimiento, si realmente queremos que supere su crisis y encuentre alternativas de vida desde sus propios recursos, todo lo demás es secundario.

La Escucha Activa consiste básicamente en prestar atención, demostrarle al otro que lo estamos escuchando, que realmente nos importa lo que le está pasando y cómo se siente al respecto. Esto se logra haciendo preguntas abiertas, invitando a continuar, repitiendo frases,  reproduciendo pensamientos y reflejando emociones. Este tipo de escucha es muy útil para conocer a nuestro interlocutor y su circunstancia y, además, es especialmente efectiva para que el otro se sienta escuchado, comprendido y emocionalmente contenido. De hecho, una buena escucha es tan reparadora que se convierte en la parte más importante de la asistencia. Los consejos y soluciones que podamos aportar podrán servirle o no al otro, pero una escucha efectiva seguramente ayudará a que nuestro interlocutor encuentre su propio camino.

La Escucha Activa es una técnica que implica varias habilidades por lo que no se puede aprender simplemente leyendo estas páginas. Lo bueno es que no es necesario esperar a encontrarnos con una situación de crisis para practicarla. Podemos aplicar la escucha activa a conflictos menores con nuestros seres queridos y esta práctica, seguramente, mejorará nuestras relaciones y afianzará un vínculo de confianza mutua que será muy útil a la hora de asistir frente a un problema más grave. La pauta más difícil de aprender cuando practicamos la escucha activa, increíblemente, es no dar consejos y soluciones de entrada. Como seres gregarios estamos programados para ayudar y para solucionar problemas en grupo. Cuando aparece un conflicto tendemos a buscar una solución. Esto no está mal, pero decirla antes de cumplir otros objetivos de la Escucha Activa, como entender al otro y su circunstancia, percibir su estado emocional y hacerlo sentir emocionalmente contenido, definitivamente, interrumpe este proceso y podría significar la pérdida de una oportunidad invalorable de llegar al otro.

La escucha es ese espacio milagroso donde dos almas se encuentran.

 

Leer más sobre La Escucha Activa en la Prevención del Suicidio.

 

Orientar

 

Como dijimos antes, la escucha es la parte más importante de la asistencia a personas en crisis. Con frecuencia, ser escuchado es todo lo que nuestro interlocutor necesita. Sin embargo, en muchas ocasiones, la persona que confía en nosotros y en nuestro buen juicio espera una devolución. 

Para que esta devolución resulte efectiva en función de nuestro objetivo primario, que es incentivar a nuestro interlocutor para que inicie un proceso de cambio, se deben cumplir dos condiciones básicas que indican el cuándo y el cómo de nuestra devolución. La primera ya la mencionamos: la devolución solo es efectiva luego de una buena escucha. Y la segunda se relaciona con esta: la devolución debe pensarse en función de los recursos de nuestro interlocutor y debe ser respetuosa de su libertad. 

 

Cuando alguien acude a nosotros en medio de una crisis emocional o con pensamientos suicidas no pretende la solución de sus problemas, solo necesita ser escuchado.

Leer más sobre Cómo Orientar a Personas en Crisis o con Pensamientos Suicidas.

Ver también:

Asistencia en Emergencias en relación al Suicidio

Asistencia en Duelo por Suicidio

Necesito Ayuda por Pensamientos Suicidas

Buscando tratamiento por pensamientos suicidas.

escenarios saludables

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