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Suicidios y consumo de sustancias psicoactivas y comportamentales.

Prof. Dr. Enrique Stein

Médico psiquiatra, psicólogo social, máster en salud pública. Profesor en la Cátedra “Salud pública y adicciones” en la Universidad del Comahue (Neuquén). Consultor OPS/OMS. Vicepresidente del Capítulo “Suicidios y Autolesiones” de la Asociación Argentina de Salud Mental. Médico de veteranos de Malvinas, en el servicio de psiquiatría del Hospital Militar Central.


Dentro del país, las provincias con tasas más altas de suicidios son La Pampa, Tierra del Fuego, Entre Ríos, Salta; Santa Cruz es la ciudad que más personas pierde, con una tasa promedio (medida entre 1997 y 2005) de 14,9 por cada 100.000 habitantes. No conocemos estudios que muestren en qué proporción son causas de suicidios las adicciones. Los datos analizados en un estudio del NIDA (National Institute on Drug Abuse) de EE.UU. del pasado 2 de agosto de 2021, indican que la prevalencia de consumo de alcohol por personas con ideación suicida fue de 42,6%, y con ideación suicida clínico considerable fue de 44,4%.


Existe bastante consenso científico en que el alcohol es una conducta asociada al fallecimiento autoinfligido, como ya adelantaba el Dr. Miguel Ruiz-Flores Bistuer en su entrada: Alcohol y suicidio, la pareja letal (https://papageno.es/alcohol-suicidio).


La Organización Mundial de la Salud en un informe sobre las tasas de suicidio en el mundo en 2019, señala que sigue siendo una de las principales causas de muerte en todo el mundo. Reitera que anualmente se pierden más vidas por suicidio que por VIH, paludismo, cáncer de mama e incluso por guerras u homicidios.


Prestar atención al suicidio es incluso más importante ahora, después de muchos meses inmersos en la pandemia de la COVID-19 y cuando muchos de los factores de riesgo del suicidio –pérdida de empleo, apuros económicos y aislamiento social– siguen estando muy presentes. Entre las personas de 15 a 29 años el suicidio es cuarta causa de muerte, solo detrás de accidentes de tránsito, tuberculosis y violencia interpersonal. El estudio además especifica que las tasas varían entre países y regiones y también entre hombres y mujeres. En detalle, se suicidan más del doble de hombres que de mujeres (12.6 por cada 100.000 hombres en comparación a 5.4 por cada 100.000 mujeres). Cabe resaltar que las tasas de suicidio más altas en hombres se presentan especialmente en países de ingreso alto (16.5 por 100 000), mientras que las tasas más altas de suicidio femenino se registran en países de ingreso mediano-bajo (7.1 por 100.000).


Entonces… nos preguntamos: ¿La relación entre adicciones por consumo de sustancias psicoactivas o comportamentales, es una relación de causalidad determinante?, ¿es una de las tantas comorbilidades?, ¿es un factor facilitador de la ideación y las conductas suicidas?


En respuesta a esto la Dr. Nora Volkow , del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA) y el Instituto Nacional de la Salud Mental (NIMH),afirma: “Las muertes por suicidio son un componente importante de la crisis de opioides que debe abordarse en los EEUU” (19 de septiembre de 2019). De esta manera resaltan de un modo contundente un aspecto de la crisis de opioides: el vínculo entre el uso de opioides, el trastorno por consumo de opioides (OUD) y el suicidio. Recordemos que se conoce como “la crisis de opioides” al gran aumento en los Estados Unidos de drogadictos y muertes asociadas con el uso indebido de analgésicos como el fentanilo. En 2017, 47.600 personas murieron por sobredosis de opioides ilícitos o recetados. Oculto en el alarmante número de muertes por sobredosis se encuentra un número significativo de personas que han decidido quitarse la vida. Si bien no sabemos exactamente cuántas muertes por sobredosis de opioides son en realidad suicidios, algunos expertos estiman que hasta un 30% de las sobredosis pueden ajustarse a esta descripción. La conexión entre la sobredosis de opioides y el suicidio parece aumentar con el tiempo, según un análisis de 2017 de los datos de las Estadísticas Vitales Nacionales. Los estragos del consumo de fentanilo, nos recuerda más cerca de nuestra realidad, las muertes por cocaína contaminada en Buenos Aires.

Si bien no sabemos exactamente cuántas muertes por sobredosis de opioides son en realidad suicidios, algunos expertos estiman que hasta un 30% de las sobredosis pueden ajustarse a esta descripción.

Si bien no sabemos exactamente cuántas muertes por sobredosis de opioides son en realidad suicidios, algunos expertos estiman que hasta un 30% de las sobredosis pueden ajustarse a esta descripción.

Las personas con un trastorno por consumo de opioides recetados también tenían el doble de probabilidades de intentar suicidarse con relación a las personas que no los usaban indebidamente. Las personas con trastornos por consumo de sustancias también suelen padecer de otros trastornos psiquiátricos. Por ejemplo, tienen el doble de probabilidades de tener trastornos de humor y de ansiedad, que se asocian de forma independiente con un mayor riesgo de suicidio; la mitad de todas las personas con una enfermedad mental tendrán, en algún momento de su vida, un trastorno por uso de sustancias. Además, las enfermedades mentales también están relacionadas con las sobredosis accidentales de medicamentos y drogas ilícitas. Una alta proporción de eventos de violencia delictiva está asociada al consumo de sustancias psicoactivas de los actuantes


El dolor es otro factor importante al considerar las complejas relaciones entre los opioides, la sobredosis (tanto de carácter suicida como accidental) y las enfermedades mentales. Las personas que padecen condiciones de dolor crónico, también pueden tener depresión u otras enfermedades mentales concomitantes y, por tanto, pueden tener un mayor riesgo de suicidio, simplemente debido al dolor. Las personas que toman mayores cantidades de opioides recetados para el dolor también tienen un mayor riesgo de muerte por sobredosis accidental. Muchos pacientes con dolor se encuentran incapaces de recibir el tratamiento que necesitan o son estigmatizados como "adictos" por el sistema de salud, lo que agrava sus dificultades. La crisis de los opioides y las muertes por desesperación, asociadas con ella exigen abordar el contexto más amplio de salud mental del uso y abuso de opioides. Debemos utilizar plenamente los medicamentos eficaces que tenemos a nuestra disposición, además de abordar los muchos factores de riesgo de suicidio, en particular las enfermedades mentales concurrentes y el dolor, en quienes usan opioides. También pretende mejorar el tratamiento para el dolor mediante el desarrollo de sustitutos eficaces y más seguros para los opioides.





Referencias:

· Ashrafioun, L., Bishop, T. M., Conner, K. R., & Pigeon, E. R. (2017).Frequency of prescription opioid misuse and suicidal ideation, planning, and attempts, en Journal of Psychiatric Research 92, 1-7.

· Bohnert, A. S. B., Walton, M. A., Cunningham, R. M., Ilgen, M. A., Barry, K., Chermack, S. T., & Blow, F. C. (2018). Overdose and adverse drug event experiences among adult patients in the emergency department, en Addictive Behaviors 86, 66-72.

· Brennan Braden, J., Edlund, M. J., & Sullivan, M. D. (2017). Suicide deaths with opioid poisoning in the united states: 1999–2014, en American Journal of Public Health, 107, 421-426.

Oquendo, M. A., & Volkow, N. D. (2018). Suicide: A silent contributor to opioid-overdose deaths, en The New England Journal of Medicine, 378, 1567-1569.

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